jueves, 11 de junio de 2020

¿Cuán fuerte es Dios?

¿Cuán fuerte es Dios?

Entonces Jehová respondió a Moisés: ¿Acaso se ha acortado la mano de Jehová? Ahora verás si se cumple mi palabra, o no.

(Números 11:23)

 

Reflexión: ¿Cuán fuerte es Dios? Es muy fácil confiar en Dios cuando vemos sus actos impresionantes, sin embargo, después de cierto tiempo puede parecer que su fuerza ya no es tal en la rutina de nuestros problemas diarios. Cuando las malas circunstancias nos están sitiando fácilmente nos olvidamos de las misericordias pasadas del Señor para con nosotros. Cuando nos estamos ahogando en lo difícil del presente nos olvidamos del pasado, de cómo Dios ha caminado de nuestro lado. En aquel momento de gloria vimos cuán grande es Él, pero en las malas circunstancias actuales lo vemos pequeño como si su poder se extinguiera, lo cierto es que Dios no cambia, ni su poder disminuye, lo que sí cambia es nuestro punto de vista hacia Él. La rutina de la vida nos insensibiliza haciéndonos olvidar las cosas poderosas que Dios puede hacer para nuestras vidas. En 1 Crónicas 29:11-12 se lee lo siguiente: “Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos.” A través del relato de La Biblia en Números 11:35 observamos cómo Dios con gran poder y prodigios por medio de Moisés sacó a Israel de Egipto y ahora caminaban hacia la tierra prometida, de modo que aquel pueblo había visto la mano poderosa del Señor librándolos de la esclavitud y de la maldad del faraón. Sin embargo, ahora se quejaban hasta del maná que el Señor les enviaba cada día para alimentarlos. Por esta razón en Números 11: 23 vemos que Dios reprendió a Moisés diciéndole: “… ¿Acaso se ha acortado la mano de Jehová? Ahora verás si se cumple mi palabra, o no.”  En otras palabras, le estaba preguntando, ¿tú crees que no puedo hacerlo?, pues ahora verás si cumplo o no con mi Palabra. Definitivamente todo lo que Dios promete lo cumple, tal como se aprecia en 2 Corintios 1:20 “porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.” Su poder es incalculable y nunca ha recibido lesión ni daño y dependiendo a dónde o a quién es que vamos a mirar, así serán nuestras fuerzas. Si caes es por no creerle a Dios, y no porque Él no pueda ayudarte.

Paz y Gracia. 

miércoles, 27 de mayo de 2020

¿Por qué juzgas a otros?

¿Por qué juzgas a otros?

Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez

(Santiago 4:11).

Reflexión: Con frecuencia hay quienes dicen que juzgar es pecado y que solo Dios puede juzgarnos, sin embargo, juzgar no siempre está mal, en su lugar usar la hipocresía cuando lo hacemos sí. Jesús en Mateo 7:1-2 dijo: “No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido”. Muchos utilizan esta declaración en un intento por hacer callar a quienes les critican, interpretando que Jesús quería decir que ninguno tenía el derecho para juzgar a otro, no obstante, Jesús continúa estas palabras diciendo: “¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano” Mateo 7:3-5. De manera que Cristo condena es la hipocresía de la que hacemos uso cuando emitimos algún juicio, para evitar pecar con este mal debemos examinarnos a nosotros mismos antes de juzgar a los demás. Jesús nos habla de sacarnos la viga de nuestro ojo, antes de sacar la paja del ojo de alguien más, es decir, primero autocorregirnos nosotros antes de hacerlo con otros, por lo que no está mal corregir a los demás, pero sin ser hipócritas. Si vamos a juzgar a alguien, debe ser siempre en amor, sin hipocresía y llamando a las personas al arrepentimiento, pensando en construir y edificar en vez de destruir y avergonzar, como se aprecia en Gálatas 6:1 “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.”

Paz y Gracia.